Por qué puede interesarle invertir en fondos cerrados:
Los fondos cerrados están ganando últimamente cada vez más atención entre los inversores que buscan oportunidades de inversión en activos tangibles. Lo que diferencia a estos fondos es que no se comprometen a recomprar acciones ni a distribuir nuevas acciones tras la oferta pública inicial. Así, a diferencia de los fondos abiertos, los fondos cerrados no necesitan gestionar las entradas y salidas diarias de los inversores que compran y venden acciones. Esto permite a los fondos invertir en rincones especializados y menos líquidos del mercado en los que los fondos abiertos no pueden aventurarse. Esto, a su vez, le permite a usted como inversor exponerse a oportunidades de inversión rentables, como proyectos inmobiliarios o de energías renovables.
En tiempos de cambio climático y crisis energética, este tipo de vehículo de inversión ha atraído a un gran número de inversores de impacto que valoran la inversión en proyectos de energías renovables como una excelente forma de tener un impacto sostenible directo sin afrontar grandes riesgos. Gracias a que la producción de energía asegura rendimientos constantes, se asegura una rentabilidad mínima.
El gran inconveniente de los fondos cerrados:
Aunque los fondos cerrados parecen ofrecer grandes oportunidades, hay una razón por la que siguen siendo relativamente impopulares, y es la falta de liquidez. Si quiere liquidar sus participaciones en un fondo cerrado, puede entrar en la cuenta de su agente de bolsa y venderlas. Sin embargo, los fondos cerrados no suelen recomprar su inversión. En su lugar, tendrá que encontrar a otro inversor que esté dispuesto a comprar sus participaciones en un mercado secundario. Mientras que los grandes fondos cerrados que invierten en valores alternativos se negocian en bolsas internacionales, los fondos que seleccionan muchos inversores de impacto son mucho más difíciles de liquidar.
En Europa existen algunas plataformas de comercio online que intentan poner en contacto a compradores y vendedores de esas acciones, pero aparte de las dificultades para encontrar un comprador, te encontrarás con las elevadas comisiones que cobran las plataformas, que oscilan entre el 3 y el 5%, con una comisión mínima de un par de cientos de euros.
Alternativas y soluciones:
Los fondos cerrados no ofrecen liquidez y cobran comisiones de gestión relativamente altas. Como resultado, un gran número de posibles inversores de impacto no invierte en activos de energías renovables; en su lugar, la gente invierte en fondos abiertos ampliamente conocidos con una etiqueta de sostenibilidad, que se basan en acciones y otros valores comunes. Este es un problema al que también se enfrentan muchas plataformas de crowdfunding sostenible.
Sin embargo, las tecnologías modernas en el campo de la tecnología blockchain están poniendo fin a este problema. Plataformas como Crowmie están encontrando formas de permitir a los usuarios liquidar sus inversiones en proyectos fotovoltaicos en cualquier momento. Al permitir que cualquiera pueda financiar proyectos de energías renovables y beneficiarse de estas inversiones rentables y seguras, este avance marca una nueva era de la inversión de impacto.